El poder de parar (sin frenar tu propósito)

Parar no es rendirse. Descubre cómo el poder de la pausa puede reordenar tu vida, tu hogar y tu propósito.

Han pasado diez meses y veintisiete días desde la última vez que escribí por aquí.
Y hoy quiero contarte por qué me tomé este tiempo, qué ha pasado durante este silencio… y, sobre todo, qué he aprendido al volver a escucharme. Porque a veces, solo cuando nos detenemos, entendemos el poder de parar.

¿Por qué lo hago?
Porque creo que lo que viví durante este tiempo puede que también te esté pasando a ti —aunque aún no te hayas dado cuenta—, y verse reflejada en otra persona también nos aclara las ideas.
Pero no voy a negar que mi intención principal es que este artículo te ayude a dar el primer paso para cerrar el año con más calma, menos culpa y más de ti misma.

Y para contártelo bien, tengo que empezar por el principio:

¿Por qué hacer una “pausa”?

Pausa, entre comillas.
Porque en realidad no he parado. Solo he dejado de escribir.
Todo lo demás siguió su curso… y con bastante intensidad 😵.

el poder de parar - pausa necesaria cuando hay sobrecarga

La razón por la que este blog ha estado “cerrado temporalmente” es sencilla: sobrecarga.
Estoy segura de que tú también has pasado por un momento así. Hoy en día es difícil encontrar quien no, ¿verdad?
Yo necesitaba soltar esta sensación de tener que abarcarlo todo y enfocar mi energía donde el proyecto realmente lo pedía.
En este proceso descubrí algo importante: parar no significa dejar de hacer, sino dejar de exigirse tanto. En esta diferencia está el verdadero poder de parar.

Y aunque podría caer en el cliché de decir que el tiempo ha pasado volando, prefiero pensar que, simplemente, he vivido lo que tenía que vivir

¿Qué pasa durante el silencio?

A riesgo de que pienses que solo quiero tirarme flores, te voy a contar algo: el silencio también ordena.
Así es. Durante una época de silencio, las ideas se asientan, las prioridades se aclaran y las emociones encuentran nuevos caminos.
Es un proceso invisible, pero necesario. Igual que cuando reorganizas un espacio: al principio parece que todo se detiene, pero en realidad se está preparando para renacer de otra forma.

En mi caso, puedo decir que pasé por un proceso de reacomodo (espero no estar inventando una palabra nueva 😂)
Limpié rincones de mi vida que habían ido acumulando “cosas pendientes”: proyectos, emociones, incluso ideas que ya no encajaban.

Fue como abrir los cajones de mi mente y darme cuenta de que había mucho guardado “por si acaso”.
Y que, igual que en casa, ese “por si acaso” pesa más de lo que imaginamos.

Pero no todo fue soltar y limpiar. También pasaron cosas buenas y retadoras. Fueron meses intensos, llenos de movimiento, aprendizaje y crecimiento.

Un torbellino fuera del blog

Te pongo al día:

Nicole dando una charla para sobre orden y bienestar

• Me formé en distintas áreas para impulsar el proyecto y profesionalizarlo aún más.

• Impartí talleres donde pude ver el impacto real de mi trabajo y comprobar cómo la organización puede transformar la manera en que habitamos.

• Me entrevistaron en la radio local y aparecí en más de 70 medios de comunicación digital de toda España.

• Viví un lanzamiento que no salió como esperaba, pero del que aprendí muchísimo sobre paciencia, claridad y estrategia.

• Llegué a personas al otro lado del charco (LATAM) que se sintieron reflejadas con Olenic.

• Construí una comunidad en WhatsApp donde compartimos reflexiones, rutinas y calma (si estás aquí, gracias 💚).

• Y, quizá lo más bonito, conocí a muchas mujeres potentes, emprendedoras o no, que me recordaron por qué elegí este camino.

Ah, y leí.
Leí bastante más que en años anteriores, cumpliendo una promesa personal que siempre posponía. 💪

Todo eso, solo en la parte profesional.
Ya puedes ver que silencio en el blog, sí.
Pero fuera de él… un torbellino de experiencias, aprendizajes y conexiones que me han hecho crecer y ver el proyecto con una perspectiva completamente nueva.

¿Qué se aprende al escucharse?

Hacer esta pausa en el blog me permitió volver a escucharme.
Y, sinceramente, te lo recomiendo.
Porque encontrar este espacio significa que estás poniendo orden afuera y, sin darte cuenta, también estarás abriendo espacio para mirar hacia dentro.
Una vez más comprobé que cuando eliges qué se queda y qué se va, no solo despejas un espacio físico: haces una declaración silenciosa, pero poderosa. Esta soy yo ahora.

el poder de parar - silencio que ordena el espacio y la mente

He corroborado mi convicción de que:

  • el orden es más que una tarea: es un acto de cuidado, una conversación silenciosa contigo misma.
  • mi trabajo no va de simetría de objetos o minimalismo, sino de crear entornos que acompañen los procesos vitales.
  • cada cambio, cada pausa, cada duda, tiene un reflejo en el espacio que habitamos.
  • no hay que tenerlo todo bajo control, que a veces soltar también es una forma de poner las cosas en su sitio.
  • el verdadero orden no se trata de acumular técnicas o rutinas, sino de vivir con más conciencia, más calma y más intención.

También aprendí a sostener sin tener todas las respuestas, a disfrutar del espacio vacío y a confiar en que, a veces, el orden llega después del caos… pero solo si te permites mirar de frente ese desorden.

Y aquí es donde entra algo que en Olenic siempre intento transmitir: el espacio en el que vivimos también habla de nosotras.

Tu casa, tu habitación, incluso tu escritorio… guardan energía, recuerdos, rutinas.
Son testigos silenciosos de tu ritmo, tus emociones y tus prioridades.
Y, aunque no lo parezca, influyen profundamente en cómo piensas, cómo trabajas y cómo te sientes.

Volver a escucharme fue, en definitiva, volver a casa.

Lo que viene después del silencio

Vale, pero estarás preguntándote: ¿Y ahora qué, Nicole?

Pues después de todo este tiempo, me he dado cuenta de que volver no significa retomar desde donde lo dejaste. Volver, en realidad, es hacerlo desde un lugar distinto. Uno más consciente, más liviano y, sobre todo, más honesto contigo misma.

Hoy siento que cada decisión que tomo —desde cómo organizo un armario hasta cómo planifico mi semana— tiene una intención más clara detrás: cuidar la energía que habita en mí y en mi entorno. Y esa energía, cuando se limpia y se renueva, se nota. Se refleja en la mirada, en el cuerpo, en el ambiente.

Por eso, este regreso no es solo una vuelta al blog. Es una invitación a mirar tu espacio, tu rutina y tu año con otros ojos. A comprender que el verdadero orden no empieza ni termina en una estantería… sino en la manera en que eliges estar presente en tu vida.

el poder de parar - hogar sereno y organización consciente

El primer paso para cerrar el año con calma

Si bien es cierto que cerramos ciclos todo el tiempo —días, semanas, proyectos, etapas—, son pocas las veces que lo hacemos con intención y presencia.
Normalmente corremos, tachamos pendientes, intentamos “llegar a todo” y confundimos el fin de año con una meta más que cumplir.
Y ahí es donde empieza la culpa: por lo que no hicimos, lo que no alcanzamos, lo que nos prometimos y no logramos.

Pero cerrar con calma no tiene que ver con hacer más, sino con mirar con honestidad lo que fue.
Agradecer lo vivido, reconocer los aprendizajes y permitirte dejar ir lo que ya no necesitas.

Preguntas para cerrar el año con intención

No necesitas tener todas las respuestas ahora.
Solo empieza a escucharte. Ese es el primer paso real hacia un cierre de año con más calma, menos culpa y más de ti misma. Porque, al final, todo empieza cuando reconoces el poder de parar.

Y muy pronto te enseñaré cómo llevar esta reflexión a tu hogar, paso a paso, para que esa calma también se respire en tus espacios. 🌿

Si has llegado hasta aquí, gracias por acompañarme en este regreso.
Me encantaría saber de ti: ¿qué descubrimiento te llevas de esta lectura?
Comparte tu pensamiento en los comentarios, en redes o simplemente guárdalo como un recordatorio para ti misma.

Te informaremos por correo de las nuevas publicaciones.

Te leo y te contesto